Desde una mirada íntima y femenina, Figura Humana explora la sensualidad y el deseo en escenas que evitan la pose para habitar lo cotidiano, lo vulnerable, lo auténtico. Sandra Bonetti pinta cuerpos que son extensión de sí misma, y en ellos revela emociones, encuentros y silencios que invitan al espectador a verse también. La selva misionera aparece como un susurro, una textura que envuelve los cuerpos con su misterio natural y simbólico.